24 de noviembre de 2011

LAVADO (EXPRESS) DE IMAGEN


Por el título podríamos hablar de políticos, pero no... bastante tiempo nos han tenido reflexionando alejadas del blog.

El caso La Noria es por todos conocido desde hace días. Anunciantes a la fuga. Días después de la noticia, se abren cuestiones muy interesantes en torno a esta consecuencia desencadenada por la entrevista a la señora Rosalía García, madre de “El cuco”.
¿Son los mismos que denunciaron con ahínco la realización del especial de “La Noria” aquellos que formaron parte de su apabullante audiencia?
Y en el caso de que no lo sean, ¿es que los anunciantes han considerado que les conviene más como público objetivo los usuarios de Twitter o Facebook? ¿Confían en que esta espantada genere una mejora en la imagen de marca entre los compradores potenciales ? ¿Realmente obtienen más rentabilidad de la que podrían haber logrado con su anuncio en un espacio con tantos espectadores?



Supongo que en los despachos de las agencias de publicidad habrán debatido lo suyo sobre si las personas que están en internet son las mismas que ven este tipo de programas. Y en el caso de que la respuesta sea negativa, qué perfil les conviene más. 
Lo que no se puede negar es que las redes sociales adquieren cada vez más fuerza, y seguramente desde algunos despachos de grandes directivos se oigan todo tipo de blasfemias.



En Telecinco al parecer han contestado positivamente a esta cuestión porque de repente su línea característica en cuanto a contenidos, parece torcerse.
Enemigos Íntimos y Resistiré¿vale? han caído y se escuchan rumores sobre el fin de la hegemonía de este tipo de programas en la cadena de Vasile. Permitidnos que lo dudemos.
Algunas de las caras más conocidas de la cadena se han posicionado, obviamente, a favor. Ana Rosa Quintana recurre a que estos programas finalizaban su contrato y al “periodista ante todo” y Mercedes Milá utiliza la libertad de expresión como escudo, acudiendo incluso al programa en defensa de Jordi González.
Si una cosa está clara es que las modas vienen y van, también para la caja tonta que ha tenido sus temporadas de concursos, de realitys y demás. Un espacio triunfa y contagia al resto. La cuestión es si en esta ocasión es diferente.

Twitter ha cambiado la concepción de las redes sociales. Los anunciantes, los políticos, los periodistas saben que están ante un titán de la opinión que cala hondo y a un ritmo frenético. Es el miedo a una reacción pública instantánea y generalizada lo que provoca ciertos comportamientos. Eso es lo que le ha ocurrido a “La Noria”. Eso, y que no han sabido reaccionar como deberían aferrándose a un argumento que pierde absolutamente su validez en el momento en que hay dinero de por medio.

Jordi Gonzalez, presentador del espacio, ha abogado desde esa noche por “la defensa de la libertad de expresión”. Podríamos entrar en un debate ético y moral en relación a la presencia de la madre de un supuesto delincuente en prime time, pero hay una cuestión clara: cobrando no. Lo que unió a los internautas fueron esos 9.000 euros y las ganas de terminar con las compras morbosas de audiencia.



Desde el programa han tenido tiempo de pedir disculpas, al menos por haber podido herir sensibilidades, pero parece ser la prepotencia de su presentador lo que tira del carro. De rectificar ni mu.

Lo que esta claro es que no podemos esperar un cambio radical y que “Sálvame”, el programa madre de esta tendencia, sigue tan sano como siempre. Podemos poner nuestra fe en la vuelta de la era concursos con formatos como “Comecocos” y en que alguna cadena se anime y de luz verde a la nueva versión de “El Gran Juego de la Oca”, pero de momento lo que se teme es que los espacios afectados desaparezcan para dar paso a clones con distinto nombre.

¿Cuánto durará la ausencia de anunciantes en La Noria? ¿Seguirá siendo la incombustible Esperanza Gracia la única valiente? ¿Realmente es tan fuerte la comunidad twittera de pro como para que se tomen decisiones con cifras de tantos ceros por medio? Es lo divertido de todo esto: saber qué pasará.

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